Las empresas ante la encrucijada climática: compromisos globales tras la COP 28
Concluido el 2023, el Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea, confirmó en su balance anual que el año pasado fue el más caluroso registrado y probablemente el más cálido del mundo en los últimos 120.000 años.
Desde el pasado mes de junio, cada mes fue el más caluroso registrado en comparación con el mes correspondiente en años anteriores. Entre junio y diciembre de 2023 el mundo registró ocho meses consecutivos de récords mensuales.
En promedio, en 2023, el planeta estuvo 1,48°C más caliente que en el período preindustrial de 1850-1900, cuando comenzó a utilizarse combustible fósil a gran escala, liberando enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera.
El 2023 fue el primer año en el que cada día fue más de 1°C más caluroso que en la época preindustrial.
El año pasado fue 0,17°C más caluroso que 2016, el año más caliente anterior, rompiendo un nuevo y lamentable récord.
El pasado mes de diciembre, la ciudad de Dubái, fue el epicentro mundial del diálogo acerca del cambio climático, al celebrarse allí la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, COP 28.
Allí se aprobó una hoja de ruta para la "transición hacia el abandono de los combustibles fósiles", algo inédito en una conferencia de la ONU sobre el clima, pero, de todas maneras, el acuerdo se quedó corto en lo que respecta a la necesaria retirada progresiva del petróleo, el gas y el carbón.
En la cumbre se lograron compromisos para triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030, y se avanzó en cuanto a la adaptación y el financiamiento, incluida la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños. Sin embargo, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, consideró que los compromisos financieros fueron muy limitados.
Sin contar con ningún país entre los principales diez emisores de dióxido de carbono, que concentran el 70% de las emisiones del globo, América Latina será la región que más sufrirá las consecuencias de esta crisis, con eventos cada vez más extremos, como huracanes, inundaciones y sequías.
Debido a esto, las empresas están bajo presión para abordar sus contribuciones al cambio climático y desarrollar estrategias para aumentar la resiliencia de las comunidades y las operaciones.
La mitigación del cambio climático se ha convertido en una prioridad importante y las empresas están estableciendo objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, adoptando prácticas sostenibles y, en algunos casos, comprometiéndose con la neutralidad de carbono.
Es por ello, que la Agenda Climática y Ambiental es una parte importante del Programa de nuestra Diplomatura en Desarrollo Sostenible, Responsabilidad Social y Nuevas Economías de la Universidad EAN, que comenzará a dictar su cuarta edición a mediados de abril próximo. Con un abordaje interdisciplinario, especialmente diseñado para la implementación de programas y estrategias climáticas y ambientales en las empresas, con foco en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ambientales de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó recientemente un informe que revela que los gobiernos tienen previsto producir a fin de esta década, alrededor de un 110% más de combustibles fósiles de lo que sería compatible con la meta de limitación del calentamiento a 1,5 ºC.
El organismo de la ONU encargado del cambio climático afirma que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben reducirse un 45% a finales de esta década en comparación con los niveles de 2010, para cumplir el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados.
Sin embargo, según su último informe, está previsto que las emisiones aumenten un 9%.
Efectivamente el cambio climático es real y está ocurriendo a un ritmo alarmante. Durante 2023, una de cada cuatro personas en todo el mundo- unas 1.900 millones de personas- enfrentó olas de calor extremas y peligrosas impulsadas por el cambio climático. Y el 90 % de las personas (unas 7300 millones) experimentaron al menos diez días de muy elevadas temperaturas.
El verano del hemisferio norte en 2023 fue el más caluroso jamás registrado. Al menos 5.000 personas murieron en Libia a causa de la tormenta mediterránea Daniel en septiembre, inundaciones arrasaron el norte de China, incendios forestales arrasaron Canadá, el sur de Europa y la isla hawaiana de Maui causando la muerte de al menos 115 personas.
Estos fenómenos no solo amenazan la biodiversidad y los ecosistemas, sino que también impactan directamente en la vida de las personas, especialmente en las comunidades más vulnerables. El costo humano de estos desastres se puede ver en un número cada vez mayor de víctimas fatales y de poblaciones desplazadas.
Desde 2008, un promedio de 25 millones de personas al año ha tenido que migrar por fenómenos meteorológicos extremos, producto de la crisis climática. Particularmente, un reciente informe de UNICEF señaló que, entre 2016 y 2021, se produjo el desplazamiento de más de 43 millones de niños y niñas, siendo Filipinas, la India y China los países más afectados.
Para 2050, se estima que unas 1200 millones de personas podrían sufrir el desarraigo por motivos del cambio climático, según señaló el Institute for Economics and Peace.
En una reciente carta abierta publicada por la coalición We Mean Business, integrada por un grupo de gigantes corporativos con un valor conjunto cercano al billón de dólares en ingresos anuales, se realiza un llamado urgente a los líderes mundiales para eliminar los combustibles fósiles antes de 2040. Allí se reitera la recomendación de la Agencia Internacional de Energía (AIE) para que todas las naciones industrializadas alcancen sistemas de energía 100% descarbonizados para 2035 y que todas las naciones hagan esta transición para 2040.
También el Papa Francisco presentó una nueva exhortación apostólica, el pasado 4 de octubre, en ocasión de la fiesta de San Francisco de Asís, denominada "Laudate Deum", como un aporte para la COP 28 de Dubái.
Allí realizó un especial llamado a terminar "de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo solo ambiental, "verde", romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos. Aceptemos finalmente que es un problema humano y social en un variado arco de sentidos".
Al referirse a la crisis climática global, Francisco señala que "por más que pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos".