Turismo a medida: las motivaciones y la hipersegmentación de la demanda turística
En el marco del ciclo Charlas con Especialistas, la Licenciatura en Administración Hotelera convocó y coordinó un encuentro presencial con la Lic. Teresita Van Strate, especialista en Turismo de Salud y Bienestar. Durante esta charla, la Lic. Van Strate expuso diferentes conceptos y tipos de turismo que se encuentran relacionados, pero constituyen propuestas que se distinguen por su alcance y las necesidades específicas que buscan satisfacer. En este sentido, se presentaron las diferencias entre turismo de bienestar, turismo médico, turismo wellness y turismo termal, entre otros conceptos.
En virtud de estas conceptualizaciones y la importancia de reconocer las diferencias y los límites entre las diversas propuestas turísticas, cabe destacar la relevancia de la segmentación de la demanda a partir de la motivación del turista, como un criterio fundamental para distinguir diferentes tipos de turismo.
Históricamente se han estudiado las motivaciones de los turistas, buscando responder a interrogantes fundamentales como ¿por qué viajan las personas? y ¿cuáles son los motivos que conducen a las personas a viajar a ciertos lugares?
A lo largo del tiempo se han considerado ciertas teorías de la motivación y las necesidades humanas como base fundamental para el análisis de la motivación turística, entendiendo que la misma resulta ser el factor determinante que estimula a las personas a tomar la decisión de viajar a un determinado destino turístico. Diferentes autores han propuesto variadas clasificaciones que identifican categorías de motivaciones generales para viajar, a partir de las cuales se ha generado la delimitación y conceptualización de distintos tipos de turismo en virtud de los motivos intrínsecos y extrínsecos que impulsan a las personas a viajar, los objetivos que se proponen y las experiencias que buscan los visitantes, como es el caso del turismo cultural, el turismo de negocios, el turismo de sol y playa, el turismo de salud y bienestar, el turismo religioso y el turismo rural, entre otros.
Estas clasificaciones han ido evolucionando en las últimas décadas a partir de una hipersegmentación de la demanda turística y la diversificación de la oferta turística, en el marco de la denominada Nueva era del turismo (NET)¹. La identificación de nichos o segmentos de mercado más acotados y mejor definidos a partir de sus características, necesidades y preferencias ha permitido a los destinos y a las empresas del sector turístico adaptarse y diseñar propuestas más personalizadas con el objetivo de responder mejor a los nuevos deseos y expectativas de los visitantes, cada vez más informados, experimentados y exigentes.
De esta forma, se han ido discriminando y delimitando numerosas categorías de la demanda turística, dando lugar a múltiples tipos de turismo. Actualmente, se puede reconocer la existencia de productos turísticos muy variados entre sí que se diferencian según las experiencias que proponen para satisfacer las necesidades y preferencias de cada segmento del mercado turístico, entre los cuales se pueden mencionar algunos como: turismo gastronómico, turismo astronómico, ecoturismo, turismo científico, turismo educativo, enoturismo, turismo médico, turismo termal, turismo deportivo, turismo de naturaleza, turismo rural, turismo de aventura y turismo idiomático, entre tantos otros.
Esta especialización y diversificación de la oferta turística con base en la hipersegmentación de la demanda, representa una gran oportunidad para los destinos turísticos y las empresas del sector puesto que tiene el potencial de:
• Incrementar la competitividad de los destinos turísticos, a partir del diseño de productos más específicos y personalizados que respondan de forma más concreta a los requerimientos y expectativas de cada segmento de mercado.
• Aumentar la satisfacción del visitante, ofreciendo servicios y experiencias creados en función del perfil de cada segmento, considerando sus necesidades, preferencias, motivaciones y deseos específicos.
• Favorecer la diversificación de la oferta turística del destino, a través de la puesta en valor de diferentes atractivos turísticos y el diseño de productos turísticos auténticos que permitan captar diferentes segmentos del mercado con propuestas diferenciadas. De esta manera, pueden incrementar la demanda y los ingresos económicos, en tanto se reduce la dependencia de un único tipo de turismo.
• Contribuir a la desestacionalización del destino a partir de la creación de productos turísticos que no encuentren limitada la demanda a ciertas temporadas y momentos del año, especialmente en los destinos más condicionados por variables climáticas, como también por aspectos institucionales (períodos vacacionales) o por la existencia de eventos destacados muy específicos. Ofrecer experiencias que puedan disfrutarse en cualquier época del año permite contar con flujos turísticos más regulares y no concentrados en una única temporada. Esto genera un impacto económico y social beneficioso debido a que la generación de ingresos y oportunidades laborales por el desarrollo de la actividad turística no queda restringida a un momento del año, sino que puede ampliarse, haciendo del turismo una fuente de trabajo e ingresos más estable para la comunidad residente. Las actividades turísticas relacionadas a la gastronomía, el bienestar y la cultura son buenos ejemplos de opciones que pueden experimentarse a lo largo de todo el año.
• Contribuir a la revitalización y el reposicionamiento de los destinos ya que el desarrollo de nuevos productos turísticos posibilita que se reinventen a sí mismos, en función de nuevas tendencias y demandas de nuevos segmentos, mejorando su imagen y posicionamiento. Un ejemplo en este sentido lo constituyen algunos destinos asociados al turismo de sol y playa, marcadamente estacional, que, a partir del diseño de experiencias relacionadas a otros atractivos y motivaciones, como pueden ser la cultura local, los eventos deportivos, la gastronomía o los eventos corporativos, lograron cambiar la percepción de la demanda y motivar la llegada de visitantes en otros momentos del año.
Los destinos turísticos deben mantenerse atentos a las tendencias del mercado y analizar su propio potencial para desarrollar diferentes productos turísticos y ampliar su oferta con miras a incrementar su demanda mediante la atracción de nuevos segmentos que potencien los beneficios que el turismo puede reportar.
En este sentido, las empresas de alojamiento turístico también son interpeladas a crear propuestas únicas y construir ventajas competitivas en función de las oportunidades que ofrecen los variados tipos de turismo y los diferentes perfiles de visitantes que se pueden atraer. Cabe recordar que el sector hotelero dispone del potencial para incidir de forma determinante en el desarrollo, la notoriedad y el posicionamiento de los destinos, ya que constituyen un elemento fundamental para la satisfacción de las necesidades del visitante y la construcción de experiencias de calidad, únicas, auténticas e inolvidables.
¹ Para profundizar sobre la "Nueva era del turismo", ver FAYOS, E. (1994): «Competitividad y Calidad en la Nueva Era del Turismo», Estudios Turísticos, nº 123, pp. 5-10.