Liderazgo: una vocación de servicio
Destacamos los puntos más importantes de la primera conferencia del CEDELI.
El pasado miércoles 31 de marzo, el Centro de Estudios para el Desarrollo del Liderazgo (CEDELI) de EAN, inició el ciclo de charlas programadas para este cuatrimestre. En esta ocasión, el Dr. Fernando Grosso –director ejecutivo del Centro- presentó el encuentro online "¿Es posible educar para el liderazgo?".
En este contexto, Grosso analizó si es viable dar una respuesta positiva o negativa ante el interrogante planteado y llegó a la conclusión que tal resolución se relaciona directamente con nuestro sistema de creencias. Es decir, "educar para el liderazgo es posible de acuerdo a nuestro sistema de creencias y de ello dependerá el potencial de éxito que tengamos en nuestro desarrollo", manifestó.
En pocas palabras, se puede decir que los líderes son personas comunes dispuestas a dar lo mejor de sí, para que otros puedan -a su vez- dar lo mejor de ellos. Su función principal consiste en inspirar, motivar, educar y crear vínculos entre sus colaboradores. Por lo cual, es muy importante que cualquier persona que asuma ese rol sea consciente que implica un compromiso personal, ya que es una vocación de servicio.
"En los distintos ámbitos, cada uno de nosotros tenemos la mirada fija en lo que estamos haciendo, en los resultados y en cómo llevar adelante los procesos; pero a veces perdemos de vista lo más importante: ¿para qué lo hago?. Centrarme en pensar los motivos de mi accionar, traslada nuestra mirada a nuestro propio esfuerzo. En esa instancia, empieza a tomar forma el fenómeno llamado liderazgo", sintetizó Fernando en uno de los momentos de la charla.
Desde un punto de vista filosófico, un líder debe ayudar a crecer a las personas generando influencias positivas sobre ellas. Tiene que inspirar para que las personas puedan establecer su propio propósito. Y a la vez, como formador de equipos deberá crear vínculos, teniendo en cuenta que el liderazgo también es un fenómeno social.
Ante quienes se preguntan si líder se nace o se hace, el director ejecutivo del CEDELI dio por finalizada esta discusión, ya que -actualmente- tanto las ciencias cognitivas como las neurobiológicas no registraron ningún componente genético que se relacione o influya sobre esta disciplina. "No existen los líderes natos, sino un proceso de formación", insistió Grosso. ¿En qué consiste? En el desarrollo de nuestras conexiones neuronales que guían nuestro comportamiento. Nuestro cerebro se desarrolla en forma permanente ante cada estímulo, por ende, el aprendizaje es viable en cualquier momento de la vida.
Desarrollo de competencias
"Cuando hablamos de competencia decimos que una persona ha adquirido una determinada habilidad que amalgama ciertos conocimientos, la práctica eficaz de los mismos, y la capacidad para aplicarlos", comentó Fernando. En el caso de que se ausente alguno de estos tres pilares, la competencia no existe como tal.
A continuación, presentamos algunos ejemplos en palabras del especialista. "A diario nos cruzamos con personas que parecen saber mucho sobre un montón de cosas, pero son incapaces de llevarlo a la práctica. O por el contrario, hay otros que son muy idóneos para la práctica, pero son repetitivos en su accionar y no pueden mejorar nunca porque no cuentan con la base de conocimientos que les permita reflexionar. Aunque también hay que destacar que existen personas que tienen los conocimientos y la práctica, pero no cuentan con la actitud como para ´meterse de lleno en el barro´ y operar sobre las situaciones".
En conclusión, cuando encontramos la intersección entre el conocimiento, la práctica y la actitud hallamos ahí –y solo ahí- la denominada competencia. Por último, su materialización dependerá de su paso por las siguientes etapas.
¿Te intereso el tema? Te invitamos a conocer más en el siguiente enlace: www.ean.edu.ar/CEDELI/