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En los últimos años, el concepto de economía social y solidaria (ESS) ha tomado preponderancia, adquiriendo una mayor participación en la sociedad.
A pesar de ello, la noción de “economía social” no cuenta, aún en nuestros días, con un significado único e inequívoco, y son múltiples las definiciones que pueden encontrarse de la misma. El experto argentino José Luis Coraggio (2007) engloba bajo esta idea a las “prácticas económicas de acción transformadora” que promueven un sistema económico “organizado por el principio de la reproducción ampliada de la vida de todos los ciudadanos- trabajadores, en contraposición con el principio de la acumulación de capital”. Asimismo, sostiene que:
En la perspectiva de los trabajadores, orientarse por la economía social es, desde dentro de estas sociedades capitalistas reales, alimentar el desarrollo de experiencias multifacéticas de otra economía, que emergen y se articulan (o no) pulsionadas por la necesidad de sobrevivir en un sistema excluyente y por el aprendizaje y difusión de prácticas no dirigidas por agentes del capital (Coraggio, 2007, p. 39).
Vinculado a distintas experiencias y prácticas de carácter social, se caracterizan por ser organizaciones que promueven la autogestión democrática con una fuerte primacía de las personas y del trabajo, por sobre el capital. (Elgue, M. C., 2007).
La economía se constituye como un marco de relaciones sociales que tiene como principal finalidad la reproducción de una vida digna en armonía con la naturaleza (“Buen vivir”), anclados en los principios de reciprocidad, solidaridad, redistribución y participación comunitaria (Coraggio, J. L., 2007).
Coraggio propone también una clasificación detallada que permite diferenciar entre los conceptos de “economía popular”, “economía solidaria”, “economía social y solidaria” y “economía popular solidaria”.
Otra definición que resulta útil a los efectos de esta Diplomatura es la que nos aporta Patricio Narodowski:
Se considera dentro de este subsistema de la economía de un país, al conjunto de procesos de producción y consumo, así como cualquier otro tipo de actividades de intermediación y servicios cuando éstas se realizan fuera de la órbita del mercado de trabajo, es decir, sin patrón, y siempre que no se cumplan las lógicas de acumulación de capital y reparto. El subsistema abarca cooperativas y otras formas asociativas formalmente constituidas, trabajadores por cuenta propia, y las unidades productivas de trabajo colectivo, en general de origen doméstico, no registrados (Narodowski, 2013)
Por otro lado, según el Grupo de Trabajo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre Economía Social y Solidaria (ONU, 2014), “la ESS hace referencia a la producción de bienes y servicios por parte de una amplia gama de organizaciones y empresas que tienen objetivos sociales y, con frecuencia, medioambientales explícitos y que se guían por principios y prácticas de cooperación, solidaridad, ética y autogestión democrática”.
Como se ha mencionado, uno de los actores más importantes del amplio entramado de organizaciones que dan forma a la economía social, por su peso, antigüedad y grado de formalización en el mundo, es el Cooperativismo.
Se estima que, en la actualidad, el movimiento de las cooperativas está integrado mundialmente por unos 1000 millones de individuos, es decir, uno de cada cinco adultos mayores de 15 años en el mundo participa de estas instituciones. Y, en total, se calcula que se benefician con sus acciones unos 3000 millones de habitantes. El peso económico de este sector es tal, que lo posiciona como la séptima economía del mundo, alcanzando, nada menos, que el 10% del producto bruto mundial. Uno de cada seis japoneses forma parte de una cooperativa de consumo y, en los Estados Unidos, uno de cada tres habitantes integra una cooperativa. En España existen unas 200.000 entidades con unos 24 millones de socios, que generan 1,2 millones de puestos de trabajo directos.
En 2011, las 300 cooperativas más grandes del mundo tuvieron ingresos por 1,6 billones de dólares y muchos lo ubican como uno de los modelos corporativos de mayor crecimiento en el mundo para el 2025 (Kliksberg, 2013).
Precisamente, dada la importancia de este sector, las Naciones Unidas denominaron al 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, al considerar que:
Las cooperativas en sus diversas formas promueven la mayor participación posible en el desarrollo económico y social de todas las personas incluyendo mujeres, jóvenes, personas mayores, discapacitados y pueblos indígenas, y se han transformado en un factor mayor de desarrollo económico y social, y contribuyen a la erradicación de la pobreza (Kliksberg, 2013).
El entonces Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que las cooperativas eran un proceso único e invaluable en el mundo de hoy y le recuerdan a la comunidad internacional que es posible perseguir la viabilidad económica y la responsabilidad social. Asimismo, el Director de la FAO, Graziano Da Silva, señaló a las cooperativas de agricultores como el arma maestra en la lucha contra el hambre y planteó que son un “socio clave en el esfuerzo para eliminar el hambre que sufren cerca de 1000 millones de personas” (Kliksberg, 2013,).
La importancia del sector cooperativo en particular, y de la economía social en general, no radica únicamente en su virtud de suministrar bienes y servicios a las poblaciones o sectores sociales donde la economía de mercado no llega, sino que también son un actor importante para la creación de trabajo decente, el empoderamiento de la comunidad, el desarrollo del capital social y la superación de la pobreza.
Por lo que una intervención de la Universidad, como la planteada en este caso por la presente Diplomatura, en favor de la eficiencia, la mejora de procesos y la innovación en las organizaciones de la economía social, potenciará indudablemente los resultados en todas estas áreas, multiplicando los impactos positivos también para toda la comunidad.
Por ello, la propia UNESCO en su Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el siglo XXI, destacó el importante papel de la Universidad para la erradicación de la pobreza, al señalar, entre otros aspectos que:
La educación superior debe reforzar sus funciones de servicio a la sociedad, y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las enfermedades, principalmente mediante un planteamiento interdisciplinario y transdisciplinario para analizar los problemas y las cuestiones planteadas (UNESCO, 1998, Artículo 6°).
Lo mismo sostuvo el Congreso Internacional de Rectores Latinoamericanos y Caribeños, en su Declaración adoptada en la reunión celebrada en 2007 en Belo Horizonte, Brasil (UNESCO- IESALC, 2007), que afirmó que la Universidad en América Latina está llamada a reforzar sus funciones de servicio a la sociedad y de un modo más concreto hacia la erradicación de la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las enfermedades.
Con respecto a la importancia de la economía social en nuestro país, en la actualidad, solo en el sector cooperativo argentino, existen más de 28.000 organizaciones registradas en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social de la República Argentina (INAES), de las cuales unas 22.000 son cooperativas de trabajo. La investigadora de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA) Mirta Vuotto (2014) señala que, entre las entidades registradas en el INAES, las cooperativas agropecuarias, de seguros y de vivienda y, en menor grado, las de consumo, crédito y provisión fueron los sectores más afectados por la reducción de entidades activas y sus respectivas redes operativas, mientras que las cooperativas de trabajo son dominantes y han tenido un excepcional crecimiento entre 2001 y 2014.
En cuanto a la distribución territorial, las cooperativas se concentran en nuestro país en cinco jurisdicciones que representan el 62.5% del total: Buenos Aires (26.4% del total), CABA (14.5%), Córdoba (8.4), Santa Fe (6.9%) y Tucumán (6.3%). El cooperativismo argentino, por ejemplo, cuenta con la principal aseguradora del país (Sancor Seguros) y el segundo Banco Privado de Argentina (Credicoop), y un entramado de cooperativas de servicios públicos y de trabajo constituido por miles de cooperativas que le otorgan un gran dinamismo al sector.
Una estrategia de desarrollo necesaria para nuestro país pasa también ineludiblemente por el fortalecimiento del sector de la economía social y solidaria, para poder dotarlo de mejores condiciones de competitividad en el marco de la economía nacional. Y en este camino, la Universidad, a través de capacitaciones como ésta, puede convertirse en un importante aliado.
Asimismo, las cooperativas y demás instituciones de la economía social y solidaria vienen desde hace tiempo trabajando con la perspectiva de responsabilidad social y la sostenibilidad, situación que se profundizó en el contexto actual de crisis (COVID).
Sin embargo, todavía falta bastante: reconocimiento del sector, la sistematización e indicadores sociales, comunicación a la comunidad.
Por ello, esta Diplomatura se propone promover una gestión socialmente responsable y sustentable en las instituciones de la economía social y solidaria, a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, desde la perspectiva de la economía Social y los principios cooperativos.
El objetivo central es discutir sobre las potencialidades que poseen las instituciones de ESS, para llevar adelante esta Agenda de desarrollo sostenible aprobada en el año 2015, por los 193 estados miembro de las Naciones Unidas. En ella se establecieron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que buscan erradicar la pobreza, proteger el planeta, asegurar la prosperidad para todos y todas y visibilizar los temas prioritarios para el desarrollo sostenible.
En todo el mundo, y al interior de múltiples campos sociales (economía, cultura, educación, salud, política, etc.) vienen incorporándose los ODS como marcos ineludibles para la toma de decisiones y su consecuente gestión.
La Alianza Cooperativa Internacional (ACI), como organismo que nuclea a las cooperativas en todo el mundo, ha adherido a la agenda de los objetivos de desarrollo sostenible 2030 (ODS) de las Naciones Unidas, y en tal sentido viene llevando a cabo una serie de acciones en pos de los mismos.
Se comprometió a difundir en las organizaciones cooperativas sobre dichos objetivos de modo de ayudar a dar respuesta a la convocatoria de la ONU para entrar en acción y recopilar información sobre las contribuciones de sus entidades asociadas.
La próxima década, 2020-2030, ha sido denominada la “Década de Acción” por las Naciones Unidas, por lo que es fundamental actuar para hacer frente a la pobreza, los dramas ambientales, la emergencia climática, los desafíos de la producción sustentable y el comercio justo y responsable, la igualdad y el empoderamiento de las mujeres.
En esta línea es que se propone la presente Diplomatura.
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Objetivo general:
Promover una gestión sostenible en las instituciones de la Economía Social y Solidaria, mediante la implementación de los ODS de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, desde una mirada integrada a los principios y valores cooperativos y de la Economía Social.
Objetivos específicos:
- Conocer los alcances del desarrollo sostenible y una gestión sustentable en las instituciones de la Economía Social y Solidaria (ESS).
- Abordar las implicancias del Pacto Global de Naciones Unidas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de la ONU, para estas organizaciones, analizando su evolución en el tiempo y los desafíos que presenta para la próxima década.
- Relacionar los ODS con la gestión de las organizaciones Cooperativas y de la Economía Social, sus principios rectores y sus valores.
- Generar un espacio para el análisis y discusión de las prácticas en las organizaciones de la ESS, su vínculo con los ODS y los principios rectores del Cooperativismo.
- Impulsar el desarrollo de una mirada crítica y analítica, respecto de las problemáticas socio-políticas contemporáneas, enmarcados en los principios de la economía social y los principios cooperativos y los ODS.
- Favorecer la gestación de proyectos, iniciativas y acciones que promuevan la inclusión, el cuidado del ambiente y la igualdad de género.
- Brindar herramientas de gestión que favorezcan el trabajo colectivo y cooperativo y permitan el diseño de metas, estrategias, medición y resultados de las acciones de las Economía Social.
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Podrán inscribirse y ser estudiantes de la diplomatura quienes posean título secundario y/o de formación técnico-profesional equivalente en campos relacionados con la temática de la diplomatura y/o de formación técnico-profesional equivalente.
Los destinatarios principales son: miembros y socios de cooperativas de servicios públicos, otras cooperativas, mutuales u otras organizaciones de la sociedad civil. Profesionales que trabajen en el sector de la economía social. Interesados en la temática. Comunidad en general.
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Director: Julián D'Angelo
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